La festa de carrer de mayor renombre y tradición de Xixona.
Les Festes del Corpus son, sin lugar a dudas, la festa de carrer de mayor renombre y tradición de Xixona.
Se desarrollaban desde el día siguiente al Corpus hasta el jueves de la semana siguiente, realizándose cada día de la semana esta fiesta en una calle distinta.
El estudio de la documentación nos lleva al libro Obs y Obligacions de 1630 a 1644. En el capítulo reservado a 1637 encontramos la huella documental de la celebración festiva más antigua de Xixona: “les festes del Corpus”.
Según la tradición las fiestas del Corpus consistían en la celebración de ocho días de fiestas desde el mismo jueves de Corpus. Cada día una de las calles de la ciudad celebraba dicha fiestas.
En 1637 están documentadas las siguientes:
- Festivitat del Vall,
- Festivitat del Vall de Dalt,
- Festivitat del Orito,
- Festivitat carrer de les Parres,
- Festivitat de la Abadía y Saloquia(posiblemente las actuales calles de Carreret y Colomers)
- Festivitat de Galera
- y Festivitat carrer la vila.
Es curioso que este orden de 1637 sea casi el mismo que el existente al inicio del siglo XX:
- viernes, calle el Vall desde el Club de Jubilados hasta la altura del horno de la misma calle (actual número 24).
- sábado, calle el Vall desde el horno del Vall hasta el puente de Alcoy y la Plaza.
- domingo, calle de l’orito.
- lunes, calles Parras y Raval
- martes, carrer d’amunt y calle Santa Ana
- miércoles, calles Galera, Abadía y Carreret
- jueves, calle la Vila.
De todas estas fiestas la más importante y la que ha perdurado más en el tiempo es la denominada Huitava del Corpus o fiesta de la calle la Vila.
En esta fiesta la calle presentaba una decoración especial. Los jijonencos la ornamentaban con el aixovar de los propios vecinos. Así los balcones estaban guarnecidos por mantoncillos, colchas y cobertores de vistosos dibujos y colores; a sus herrajes amaraban recios cordeles que cruzan la calle haciendo zigzag y de los cuales pendían las prendas de vestir, incluso las más íntimas, ropas y telas.
Delante de las puertas de las casas solían colocarse mesillas con platos de cacahuetes y almendras tostadas, rodeando al confortable porrón de vino. Estas mesillas estaban guardadas por una pareja de monigotes (monots), confeccionados con prendas de hombre y mujer rellenas de matojos secos.
Las fiestas comenzaban por la mañana con el pasacalle de la dolçaina y el tabalet. Pero era a la caída del sol , cuando la calle y la fiesta alcanzaban el punto álgido, primero la dansa y posteriormente un baile y verbena.